Obra: Casa Comercial Emilio Delporte
Ubicación: Bandera 693 esq Rosas, Santiago (ver mapa)
Arquitecto: Jorge Laclote D.
Mandante: Emile Delporte Braham
Año: 1923

Contenidos
Antecdentes generales
Desde hace más de un siglo, en el centro de la capital, en las manzanas cercanas a la Estación Mapocho y a la zona del Mercado Central, se fue desarrollando una álgida actividad comercial. La influencia del Río Mapocho y la cercana Chimba por el lado norte, la construcción de la línea del ferrocarril y su enorme flujo de pasajeros, y la cercanía con el incipiente centro cívico y empresarial de la ciudad hacia el lado sur, hicieron posible esta dinámica vida comercial, que aún se mantiene, de diversas formas y modos, en la actualidad.
En este contexto, se yergue aún, estoico en la esquina suroriente de calles Las Rosas con Bandera (N° 693), el Edificio Delporte, uno de los últimos ejemplares existentes de una extendida tipología constructiva y arquitectónica, que se desarrolló con especial énfasis en las décadas de 1900, 1910 y 1920. Inmuebles emblemáticos de la ciudad dan cuenta de esta tendencia, como la Casa Prá (demolida), el Edificio Comercial Edwards, de estructura metálica, y los también desaparecidos edificios del Bazar Alemán Krauss y Gath & Chávez, que engalanaron en el pasado las esquinas de nuestra ciudad. Y es en el sector norte del centro, cerca de la Estación Mapocho y del Mercado Central, donde subsiste el inmueble que ahora les presentamos, uno de los más representativos, mejor conservados, y a la vez más desconocidos para los santiaguinos.
Construido el año 1923 como casa comercial de telas y ropas finas, por el comerciante belga Emile (Emilio) Delporte Braham (nacido en 1884), su diseño y construcción fueron encomendados al arquitecto chileno-francés Jorge Laclote D., escasamente conocido en la actualidad, pero de indudable trayectoria por aquellos años, como coautor del gran edificio de la Bolsa de Corredores de Valparaíso (1912-1915), con Maurice Aubert, y como ganador del concurso para el Mausoleo de la Sociedad de Empleados del Comercio, en el Cementerio General de Santiago (1913).

Distribución y diseño
El planteamiento arquitectónico del edificio es sencillo. Como casa comercial, requería una planta libre, vale decir, sin divisiones interiores de muros sólidos, dejando sólo la estructura externa y los pilares interiores. Con esta modalidad, el interior era susceptible de modificarse y reordenarse varias veces de acuerdo a las distintas necesidades de funcionalidad, distribuyéndose de este modo en sus tres pisos principales, más un cuarto piso en mansarda, donde se ubicaban los talleres, presumiblemente de costura y manufactura, y un subterráneo. Por dentro, esbeltos pilares metálicos se distribuyen a lo largo del edificio, logrando un espacio interior lleno de iluminación y amplitud. Formalmente, la Casa Comercial Delporte tiene una enorme riqueza estética y arquitectónica. Sus ventanales, que abarcan los pisos 2 y 3, se realzan y elevan con espíritu moderno al jerarquizar las líneas verticales de sus paramentos de muro por sobre el cornisamento horizontal y la marcada subdivisión de pisos que se venía ocupando hasta ese entonces. Con este recurso, sus vanos y aberturas, de por sí bastante grandes, adoptan una condición de especial amplitud y verticalidad que acentúa más su presencia, y que en la esquina del edificio adoptan una mayor jerarquización al concluir en arco, acompañándose de ventanas de carpintería metálica, barandas y rejas de indudable y artística belleza.

Por otro lado, su bellísima marquesina metálica, de excelente factura y conservada en gran parte (menos por calle Las Rosas, donde fue retirada), le otorga una cualidad y una condición única en la ciudad. En la actualidad, muy pocos edificios conservan este tipo de elementos, especialmente cuando se trata de marquesinas y aleros metálicos de gran tamaño y riqueza estética, sólo comparable con las marquesinas laterales de la Estación Central, el edificio de doña Adriana Cousiño en la primera cuadra de calle Ahumada, o el edificio del Hotel Mundial, en Moneda esq. La Bolsa, estas últimas por desgracia ya despojadas de tales elementos en los últimos años. Y en Valparaíso, el edificio ya mencionado de la Bolsa de Corredores, contaba con una hermosa y monumental marquesina en su esquina, retirada también hace bastantes años. Por último, su cúpula y mansarda, de singular belleza, y excelente estado de conservación, jerarquiza aún más la elegancia y sobriedad de su especial construcción.
Análisis final
Por todas estas razones, y tratándose de un inmueble prácticamente desconocido para los santiaguinos, a pesar de ser declarado Inmueble de Conservación Histórica por el Plan Regulador de Santiago; creemos importantísimo valorar y conocer el edificio, sus cualidades arquitectónicas y estéticas, y su enorme potencial como espacio construido de indudable calidad, como testimonio y ejemplo señero -y escaso en la actualidad- de la otrora bullante actividad comercial y cosmopolita de la ciudad en los primeros años del siglo XX, y como un ícono olvidado de la arquitectura de los años 20, y especialmente, como registro construido de una manera distinta y particular de comerciar (sus grandes ventanales, finamente elaborados, son la antítesis absoluta del actual mall, cerrado y hermético). Sin duda, vale la pena detenerse y darse el tiempo, para apreciar su belleza e indudable valor arquitectónico olvidados en la vorágine de la ciudad.
Galería
Texto
Sebastián Aguilar O.
Fotografías de la galería
Sebastián Aguilar O. Año 2011.